El aborto y el papel del hombre

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El aborto y el papel del hombre

El gran filósofo Julián Marías lo supo expresar con precisión de cirujano: "El mayor drama social del siglo XX es la aceptación social del aborto".

Cierto. Es la madre de todas las batallas para que el hombre siga siendo hombre. La piedra de toque que nos obliga a definir nuestros valores esenciales. Aceptado el aborto, desaparecen las barreras morales.

Es, en su esencia, una batalla espiritual entre el Bien y el Mal. Este bando es dirigido por el Príncipe de las Mentiras. Y la estrategia diabólica ha elegido un foco y un instrumento.

El foco son las mujeres. Todo el mensaje proabortista está dirigido a ellas. El hombre no existe. Pareciera como si el embrión naciera de un óvulo autofecundado...

El instrumento es el inherente al Príncipe: la falsedad. Usada magistralmente en el uso del lenguaje. Cambia este y mutarán las ideas. El lenguaje esculpe nuestro cerebro. Un ejemplo lo muestra. La frase clave de la ideología proaborto: "Nosotras parimos, nosotras decidimos". Una bomba atómica que transforma un asesinato en un derecho. Manifestación suprema de ingeniería social para establecer nuevos paradigmas de conducta. La frase que, por si sola, avala el pensamiento citado de Julián Marías.

¿Dónde queda el hombre ?. Las raras veces que aparece lo hace como inductor o consentidor. Pero existe un bloque gigantesco, invisible a la opinión pública. El bloque que jamás se cita. El de la víctimas silenciosas que acompañan al feto en esta categoría.

Son aquellos a los que se les negó su derecho a ser padres. Aquellos que solo tuvieron noticia del aborto una vez realizado. Hombres que sufren también el Síndrome del Post Aborto en su raíz vital. Hombres que gritan y lloran por no haber podido gozar de SU bebé.

Transcribo el párrafo final de una carta dramática. La dirige una abortista arrepentida al padre víctima silenciosa. Léela despacio, dejándote empapar tu corazón:

"Tal vez te haya privado de una de las mayores alegrías de tu vida, tal y como me he hecho a mí misma. Y no hay palabras para describir lo cruel y egoísta que fui por tomar esa decisión sin ti... no hay palabras para expresar una disculpa con la mayor sinceridad. Por favor, perdóname."

 Tengo un sueño. Que el siglo XXI sea el del rechazo social al aborto. Y espero que se realice, principalmente, a través de los hombres. Que tomemos la defensa de la vida como bandera y seamos intransigentes con nuestra paternidad. No hay tarea mas grande y crucial aquí y ahora. Nos jugamos la batalla final de la Humanidad.

 Le pido a Dios que me permita ver realizado mi sueño. Y hoy te invito a ti a hacer lo mismo. Ante este reto gigantesco, creamos en la parábola del grano de mostaza y en la fuerza infinita de la oración. AMÉN.