Nadie habla de eutanasia. Solo el Gobierno, de espaldas a la sociedad, avanza en el trámite de la proposición de la ley. Todavía se empeña en extraer de los escombros de la pandemia motivos para apuntalar un derecho a la muerte cuando el mundo y España miran a otro lado, porque lo que quieren es oír hablar de vida.
“En las últimas semanas”, comienza el artículo de Vice News, “a medida que grandes sectores de la sociedad estadounidense se han encerrado en sus casas en un esfuerzo por frenar la difusión del coronavirus, la pandemia ha logrado lo que años de batallas en la Corte Suprema y cientos de restricciones no pudieron: se ha bloqueado el acceso al aborto legal”.
Al traducir al lenguaje cotidiano este párrafo irremediablemente sesgado, lo que Vice News señala es que, en respuesta al coronavirus, varios estados han prohibido temporalmente a las mal llamadas “clínicas” de aborto que maten a bebés no nacidos, para que esos estados puedan dirigir sus recursos y equipos médicos para salvar vidas del coronavirus.
“La verdadera amenaza para la Iglesia está en la dictadura mundial de ideologías aparentemente humanistas, contradiciendo lo que queda excluido del consenso social básico”.
La Comunidad de Madrid ha introducido en las bases reguladoras de la concesión del 'cheque guardería' la opción de poder solicitar la ayuda en el primer ciclo de educación infantil cuando el niño aún no haya nacido.
«Un médico puede llevar a cabo un solicitud escrita (anterior) de eutanasia de personas con demencia avanzada», dijo la Corte Suprema en un resumen de su decisión.
El 28 de abril la Iglesia celebra a Santa Gianna, declarada patrona de madres, médicos y niños por nacer, a quien el Beato Pablo VI describió como “una madre que, para dar a luz a su bebé, sacrificó la suya propia en una inmolación deliberada".