«Sister». El emotivo corto animado nominado al Óscar que habla sobre el aborto

Hablar de aborto siempre incomoda un poco. A veces nos lanzamos a juzgar o a hablar del tema sin pensar que tal vez la mujer que está a nuestro lado sufrió uno, o varios abortos. Sin saber si fue un aborto voluntario, si todavía le duele, si fue obligada o si ya perdió la cuenta de las veces en que ha intentado quedar embarazada.

«Sister» es en emotivo corto animado que sorprendió gratamente al público y estuvo nominado como mejor corto animado en los Óscar. En ocho minutos podemos encontrar resumida la política que se instauró en 1979 en China, donde las parejas solo tenían permitido tener un hijo y eran sancionadas con multas, despidos o abortos forzados en caso de incumplimiento.

China y el aborto

China es el país más poblado del planeta, alberga la quinta parte de la población mundial. La «política de hijo único» se estableció en 1979 con el objetivo de controlar la natalidad, reducir el crecimiento de la población y evitar la superpoblación. Finalmente en 2015 está política se eliminó pero se dejó claro que las parejas solo podrían tener dos hijos (los seres humanos creyéndonos Dios).

Para aumentar más descaro a la situación, las parejas que deseen concebir un segundo hijo deberán iniciar un «proceso de solicitud simplificado». Según cifras, esta política «ayudó» a prevenir 400 millones de nacimientos. «Sister» nos narra a través de los ojos de un niño, cómo hubiera sido su vida si su hermana hubiera tenido la oportunidad de nacer.

En el corto, sus padres descubren que hay un nuevo bebé en camino, una niña. Pero en lugar de sentirse felices, los inunda la tristeza, porque esta política estaba vigente cuando se conoció el segundo embarazo. La madre se ve obligada a practicarse un aborto, a despedirse de aquel hijo que otros le arrancarían de sus entrañas, a decirle adiós a un pedacito de su propio corazón.

¿Cómo sería mi vida si tuviera una hermana?

¿Cómo sería tu vida si le hubieras permitido nacer a ese bebé?, ¿qué clase de madre serías?, ¿qué clase de hermano, de tía, de abuela, de prima…?, ¿sería niña o niño? Casi siempre hablamos del dolor que causa un aborto, de las heridas que quedan abiertas o de la culpa que se lleva a rastras. Pero muy pocas veces hablamos o pensamos en cómo nos habría cambiado la vida si ese bebé hubiera nacido.

Y claro, es normal. Pensar en esto de inmediato nos causa tristeza, se mezclan mil sentimientos a la vez, y pensamos que es mejor no tocar el tema, que es mejor olvidar, no volver a mencionar ni a recordar. Solo aquella mujer que ha sufrido un aborto sabe lo que se siente. 

El dolor del que nunca se habla

Cuando hablamos de aborto de inmediato pensamos en la mujer, luego en el hombre (a veces), en el que iba a ser padre. Pero no nos detenemos a pensar en todas aquellas personas a las que les cambia la vida con el nacimiento o ausencia de un ser humano. «Dedicado a los hermanos que nunca llegamos a tener», esta frase que sale al final del corto tiene mucho peso.

El aborto no solo le duele a la mujer, le duele al hombre, al que iba a ser hermano, al que iba a ser abuelo, le duele a Dios y finalmente a la humanidad. Porque no sabemos qué plan era el que Dios tenía para ese bebé al que le arrebataron la oportunidad de llorar, de reír, de correr, de aprender.

Y aquí seguramente llega a la mente de muchos el «qué pasa con esas mujeres que quedaron embarazadas por accidente. Las que eran apenas unas niñas, las que no podían permitirse otro hijo, las que no iban a dejar que un niño interfiriera con las oportunidades laborales. Las que simplemente saben que no están hechas para ser madres, o las que fueron violadas».

Tus decisiones, tu cuerpo, tu responsabilidad 

Los grupos abortistas se refugian en esta idea que me hace hervir la sangre. «Es mi cuerpo, yo decido qué hacer con él», y por supuesto que me entran muchas ganas de decir: tu cuerpo no tiene dos cabezas, cuatro brazos, cuatro piernas y dos corazones. Es otro ser humano el que está en tu vientre.

¿Y si es tu cuerpo por qué no pensaste antes que lo más lógico después de tener sexo es concebir?, ¿por qué tienes pulmones para gritar en las calles invitando a otras mujeres a abortar y no gritas para salvar a tu hijo o para decir «no quiero tener relaciones sexuales»?, ¿por qué eres responsable solo para algunas cosas pero no para asumir tu papel de madre?

Este corto animado es un excelente recurso para hablar no solo del aborto, sino de la dignidad humana. De los derechos que se violan día tras día, de las personas que estamos eligiendo para gobernar nuestro país. De la poca responsabilidad que le inculcamos a nuestros hijos, del deber que tenemos como educadores, pero también como hijos de Dios.

Del dolor que viven millones de mujeres en el mundo y de la sed de Dios que clama amor y justicia en nuestros días. Una oportunidad para que también nos preguntemos a nosotros mismos ¿qué estoy haciendo para mitigar el dolor de mi hermano?