La Virgen en Cachito de Cielo

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De océano a océano por Cachito de Cielo.

Hace frío en Madrid este sábado de carnaval. Son las ocho de la tarde, más bien noche, en la esquina de Barquillo y Fernando VI. El capellán de Cachito de Cielo, P. Jesús, con un grupo de gente esperamos la llegada del icono de la Virgen de Czestochowa. Las de Spei Mater charlan con los de Cuarenta días por la Vida, que acaban de integrarse en la asociación. Los jóvenes de Kerigma bromean con los de la Escuela Bíblica ‘San Pablo’. Al fin, un coche con remolque entra en la calle Barquillo. El icono de la Virgen va de pie en el remolque, rodeado de flores y protegido por una gran estructura de metacrilato. Vamos tras él. Se detiene en la esquina de la calle San Lucas y, con él, todo el tráfico. Se oye algún que otro claxon impaciente. Subimos la calle San Lucas portando el icono sobre los hombros, mientras entonamos alegres cantos en honor de la Virgen peregrina. Enfilamos la Travesía de Belén y entramos en Cachito de Cielo. La capilla está abarrotada. Las paredes tiemblan con las voces entusiastas de los creyentes que elevan su alabanza por medio de la Theótokos al Señor de la vida y del amor. El icono se instala en el presbiterio, bajo la imagen de San José. El P. Jesús, mirando a la multitud, nos dice que pasemos adelante todos los que podamos y que no nos importe sentarnos en el suelo. Así, con unos apretados en los bancos, otros de pie, algunos sentados en el suelo y muchos asomándose por la puerta de la capilla, comienza nuestra vigilia de oración y evangelización.

M. Margarita, superiora de las Misioneras del Santísimo Sacramento y María Inmaculada que residen en Cachito de Cielo, nos recuerda el motivo que nos ha reunido:

El icono de la Virgen Negra de Czestochowa peregrina por el mundo ‘de océano a océano’, es decir, desde Vladisvotok en Rusia hasta Fátima en Portugal, y saltará el Atlántico para entrar en América la próxima primavera. Peregrina en defensa de la vida. Este icono es una fiel copia del que se haya en Czestochowa; de igual tamaño, ‘escrito’ respetando los cánones y métodos tradicionales de creación de los iconos. Representa a María como Virgen ‘hodigitria’, la que muestra el camino. En él, la Virgen dirige su atención fuera de ella, señalando con su mano derecha hacia Jesús, la fuente de la vida y de la salvación. La Virgen Madre protege la vida. Esta imagen se conoce y venera tanto en la Iglesia occidental como en la oriental. La copia que contemplamos fue bendecida en el santuario de Czestochowa el 28 de enero de 2012 por Monseñor Stanislaw Nowak.

Un grupo de laicos de varios países, conscientes de los violentos ataques que la vida sufre en nuestro siglo, iniciaron esta peregrinación con un solemne acto en el que recomendaron a la Virgen de Czestochowa la defensa de la vida y del amor. Esta peregrinación se realiza por primera vez de oriente a occidente. El 14 de junio de 2012 el icono llegó a Vadivostok en Rusia y tocó las orillas del Pacífico. Recorrerá en total dieciocho mil kilómetros y 23 países. Cruzó Rusia, Bielorrusia, Ucrania y Letonia.     Lllegó a Polonia tras recorrer once mil kilómetros. Entró en Chequia y pasó por Eslovaquia, Hungría, Rumanía, Eslovenia, Croacia, Italia, Liechtenstein, Suiza, Alemania, Bélgica, Gran Bretaña, Irlanda, Francia, hasta recalar en España.

Oraremos juntos con la Virgen para que se cumpla el Evangelio de la vida. Que se proteja la vida desde su concepción hasta su término natural.

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El P. Jesús ora poniendo palabras a las inquietudes de nuestros corazones: …Tú nos trajiste al autor de la vida… Acordaos de nosotros, Virgen y Madre, para construir, junto con todos los hombres de buena voluntad, la civilización de la verdad y el amor… Colocan bajo el icono una lámpara de barro con tres llamas que representan a todos aquellos que no se les ha dejado vivir antes de nacer, a aquellos que han perdido la vida violentamente y a todos a los que no se les ha permitido llegar a su fin natural.  Santa María, Madre de la vida, de Jesús, vida del mundo, ayúdanos a ser fecundos en la defensa de los más débiles. Escuchamos la Palabra: Una mujer vestida de sol, la luna por pedestal, coronada con doce estrellas… Dio a luz un varón, destinado a gobernar con vara de hierro a los pueblos. Arrebataron al niño y lo llevaron junto al trono de Dios…, Ap, 11, 19ª; 12, 1.3-6a.10ab. Cantamos: De pie a tu derecha está la reina, enjoyada con oro de Ofir, Sal 44. Oímos la proclamación del relato del encuentro de María con Isabel en un pueblo de las montañas de Judá: Se llenó Isabel del Espíritu Santo y dijo a voz en grito: …“¡Bendita tu eres entre todas las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre!”…, Lc 1, 39-56. El P. Jesús nos llama la atención sobre el carnaval que vive la calle: Muchos se disfrazan, como poniendo de manifiesto su confusión y su desorientación, a la vez que gritan su deseo de ser diferentes. Se experimenta el vértigo del caos y de la nada. Se justifica la desesperación. Los que nos apretujamos a los pies de la Virgen de Czestochowa hemos acogido la verdad de Dios, el hombre y la historia, revelada en Jesús. Nos reconocemos criaturas e hijos amados del Padre, recreados por la sangre del Cordero y animados por el Espíritu para apreciar, vivir y anunciar el Evangelio de la vida y del amor. Hemos de ser simiente de verdad y misericordia, de vida y amor, en esa anticultura de la muerte que hoy exalta el carnaval.

Es el momento de elevar nuestra plegaria, lenta y confiadamente, sin ruido, como se alza el aroma de la ofrenda del incienso ante el trono de Dios. Recordamos al papa Benedicto XVI con toda la Iglesia y a los niños recién concebidos y a las madres que han abortado y a los matrimonios que tienen dificultades para concebir un hijo… y  a los que están involucrados en la obra de la vida. Pedimos al Señor de la vida nos escuche por tu encarnación y nacimiento…, porque resucitaste a Lázaro, a la hija de Jairo y al hijo de la viuda de Naín…, por tu pasión, muerte y resurrección...  Invocamos a la Madre del Cristo total: …tú, que dijiste ‘sí’…, que acogiste en Belén al Hijo de Dios…, que estuviste atenta a las necesidades de los hombres en Caná…, que recibiste a la Iglesia a los pies de la cruz, que acompañaste a los apóstoles orando en el cenáculo, que fuiste asunta al cielo… Tú, Madre de la Esperanza, intercede por nosotros. Nuestra plegaria concluye rezando todos con un solo corazón, una sola fe y una sola voz la oración por la vida que compusiera el papa Juan Pablo II: …Madre de los vivientes, a ti confiamos la causa de la vida: Mira, Madre, el número inmenso de niños a quienes se impide nacer, de pobres a quienes se hace difícil vivir, de hombres y mujeres víctimas de violencia inhumana, de ancianos y enfermos muertos a causa de la indiferencia o de una presunta piedad. Haz que quienes creen en tu Hijo sepan anunciar con firmeza y amor a los hombres de nuestro tiempo el Evangelio de la vida…

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Hemos proclamado nuestra fe en el Señor de la vida y del amor, hemos escuchado su Palabra y, con su Madre y como Raquel en Ramá, hemos gritado suplicando que los trigales de la cultura de la misericordia y de la vida ganen terreno a los eriales de la desesperación y de la muerte. Ha llegado el momento de anunciar el Evangelio a nuestros vecinos. La Iglesia llama a algunos de nuestra asamblea y los envía a recorrer las calles y plazas aledañas de Cachito de Cielo con la misión de ser testigos del Evangelio de la vida y la misericordia, sirviendo a la Iglesia en esta noche evangelizadora por la vida. El P. Jesús nos exhorta a orar por estos misioneros que asumen la tarea de evangelizar esta noche y bendice un buen montón de rosarios, que se reparten entre todos. Recibimos la bendición con el Santísimo y los misioneros son enviados: Obedientes al mandato de Cristo y confiados en la gracia del Espíritu, id y anunciad el Evangelio a vuestros hermanos en nombre de la Iglesia. Y salen a la noche para encontrarse con la gente, anunciarles el Evangelio e invitarles a acercarse a esta capilla. Rezamos: Dulce Madre, no te alejes, tu vista de mí no apartes… Y, mientras nos acercamos despacio y con el corazón inflamado, a venerar el icono de la Virgen de Czestochowa, suenan las guitarras y cantan las gargantas de las chicas de Kerigma.

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Se apagan algunas luces y la capilla queda en penumbra. Unos regresan a sus casas. Otros se sientan y desgranan el rosario recién bendecido o releen las lecturas y oraciones de la vigilia. Hay quien acude al sacerdote para reconocerse pecador ante el Santo y acoger su misericordia en el sacramento. Todos nos sentimos un poco más cerca del trono de Dios y del Cordero después de haber contemplado el rostro de la que es Arca de la Nueva Alianza. Uno de los misioneros entra con una pareja que deja una vela encendida a los pies del icono. Parece que la evangelización de esta noche empieza a dar fruto. Las puertas de Cachito de Cielo permanecen abiertas todas las horas de todos los días del año. Hoy con mayor razón. El icono de la Virgen de Czestochowa permanecerá junto al Pan de Vida, expuesto permanentemente para la adoración, hasta primera hora de la mañana. Esta es una noche para abismarse en la contemplación de la sobreabundancia de vida y amor que rebosa el corazón de la Santa Trinidad, para abandonarse a la acogida cálida y tierna de la Todasanta, para responder al Señor de la vida y de la misericordia: Aquí estoy, mándame.