Sí, cada vida importa

 La vida es el primer gran regalo que hemos recibido. Ver por primera vez a un niño o niña recién nacido quizá sea, sobre todo para los padres, una de las experiencias de gratuidad más asombrosas, y la contemplación directa de un poder que está más allá de toda posibilidad humana o material. Es un acontecimiento que aúna el bien, la verdad y la belleza de forma visible y palpable, en la presencia de un ser tan pequeño, sencillo y entrañable, que es fácil conmoverse.
 
 

Por eso es inconcebible que nosotros, pobres hombres y mujeres, nos arroguemos el derecho a eliminar la vida, ese regalo que sólo Dios, con su inmenso poder y bondad, puede dar. Él está dispuesto a derramar su perdón sobre todos los que hayamos caído alguna vez en esa confusión y para eso nos ha enviado a su Hijo Jesucristo como salvador, antes de que vuelva a venir como justo juez al final de los tiempos. 
 
 Animamos a que, quienes se sientan llamados a hacerlo, den también este mensaje con su presencia en la manifestación provida del 22-N en Madrid, "Cada Vida Importa", para testimoniar públicamente que la vida humana merece respeto en toda circunstancia. Éste es un hecho que los poderes ejecutivo, legislativo y judicial no pueden hacer otra cosa que reconocer, para mantener su legitimidad esencial. 
 
 A las pequeñas o grandes molestias, alegremente ofrecidas, que implica acudir a la manifestación, puede añadirse la oración de cada uno, y aún mejor, una oración en grupo, que puede ser incluso una Eucaristía celebrada antes de salir a la calle, como hacían los obreros de Solidaridad en Polonia. Así nuestra petición tendrá un valor muy superior, pues no alcanzará sólo a unos débiles hombres y mujeres dedicados a la política, sino que se unirá a la oración de Jesús al Padre, porque allí donde nos unimos para pedirle algo, está Él con nosotros. 
 
 Sí, como nos enseñó Madre Teresa, gran defensora pública de la vida, cada vida importa, ¡cada una! Demos testimonio de ello como auténticos cristianos, y como seres humanos agradecidos de vivir.