Oh Jesús,
viniste para que tengamos vida, y la tengamos en abundancia.
Junto con el Padre y el Espíritu Santo
nos formaste en el vientre de nuestra madre y nos llamas a amarte por toda la eternidad.
La vida, el más valioso de tus dones,
está siendo atacada;
acércanos más a tu Presencia Real en la Eucaristía.
Desvanece la oscuridad de la cultura de la muerte, porque eres la luz que brilla en la oscuridad,
y la oscuridad no podrá vencerla.
Por el poder de tu Presencia Eucarística, ayúdanos a defender la vida
de cada ser humano en cada etapa.
Transforma nuestro corazón
para que proteja y atesore la vida
de todos aquellos que son indefensos.
R/. Amén.